No entendemos un viaje sin respetar los lugares que visitamos. La única huella que queremos dejar es la emocional. Para eso, seleccionamos con mimo las rutas a seguir, los lugares donde nos hospedamos, los rincones donde comemos… para que no haya más impacto que el que la naturaleza deja en nosotros.

Esa es también la filosofía de “Revelación”. Su naturaleza para nosotros es casa. Sus volcanes, sus espectaculares paisajes, sus bosques exuberantes, sus playas de arena negra, sus cielos limpios y estrellados forman parte de quienes somos. De ahí nace nuestro amor a la #islabonita.

Dicen que el gusto y el olfato son los sentidos que más se recuerdan. Por eso nos gusta servirlos en bandeja en nuestros retiros. Para que os llevéis pegados por mucho tiempo el sabor y el olor de la tierra y el mar de La Palma.

Aquí se funde la sencillez con el toque sofisticado de los cultivos de tierras volcánicas y la tradición de los guisos de las abuelas con recetas de culturas latinas.

Ve abriendo boca con unos quesos de la tierra y chicharrones de cerdo; guisos con polines o plátanos verdosos; potaje de trigo; escaldón de pescado o de carne; pescados frescos o carne de cochino negro o de cabra; postres de queso de almendra o bienmesabe… y la más amplia carta vegana. ¿Ya lo paladeas?

El tiempo es para nosotros una medida subjetiva. Por mucho que queramos encasillarlo, en La Palma corre a sus anchas. Es la naturaleza la que marca el ritmo. Eso hace que quienes vivimos aquí lo hagamos a otra velocidad. Nos gusta ir despacio y guiarnos por el sentir del grupo. Aquí la vida… también corre a sus ancha.

… viaja acompañado. La soledad es una opción pero, para nosotros, el grupo multiplica el efecto de un viaje. Más aún en un viaje interior como “Revelación”, donde el crecimiento personal va de la mano de lo que se comparte. Los viajeros y viajeras forman la columna vertebral de la experiencia, por eso cuidamos al detalle su bienestar físico, mental y emocional.